¡ATENCIÓN, PASAJEROS! NORMAS BÁSICAS DE CONVIVENCIA PARA LA EXISTENCIA

https://www.youtube.com/watch?v=6i198Dme9j8

Decidí elaborar este contenido una noche de esta semana pasada, una noche que volvía a casa en tren tras permanecer todo el día en Alicante. Soy perfectamente consciente de que hay ciudades más estresantes como Madrid o Barcelona, y otras muchas capitales y lugares del mundo. Sin embargo, os pondré en contexto para entender el contenido de hoy.
Imagen de Alistair Whyte en Pixabay

 


Me he criado en el campo, en lugares que aún cuando hay ruido y bastante agresivo, se dispone de muchísimos espacios de tranquilidad y escucha de la Naturaleza. Por lo que estoy acostumbrada a ello. Por otra parte, mi encierro ha durado prácticamente diez años, y en ese tiempo he sido interrumpida en el ambiente en el que estaba para poder dormir, dificultándome la recuperación y prolongándose en el tiempo. También retrasándose todos mis proyectos debido a la fatiga por no poder descansar bien, añadido a haber tenido una lesión muy grave.
Todos esos ruidos se han visto alternados con un silencio que los primeros meses no estaba mal, pero con el tiempo se tornó feroz. Si bien me vino muy bien para poder escucharme, ha habido momentos en que he enloquecido porque no escuchaba absolutamente nada. Me he escuchado a mí misma y eso me ha hecho levantar mi proyecto y nueva forma de vida, pero no escuchaba sonidos humanos más allá de mí y eso ha sido y es devastador. Es como estar en una isla desierta y me acostumbré a eso. Cuando pude comenzar a salir al mundo otra vez para mí el choque fue tan agresivo y violento que me daba miedo ir por la calle o cruzarme con cualquier ser humano y escuchar cualquier ruido. Además de que mi brutal y violenta transformación espiritual (aunque esto suene contradictorio), me permitió afinar mucho más mi escucha, por lo que soy muy sensible a los sonidos y a otros sonidos que la mayoría de la humanidad no percibe. Es lo que muchos llaman la clariaudiencia. A veces, especialmente cuando logro colocarme en situación de estar en vibración muy alta puedo percibir composiciones musicales…

Volviendo de la capital, me sentí muy agotada y estresada, dado que llevaba todo el día trabajando allí y asistiendo a un evento donde la vibración del personal era bastante baja y me agotó. No es que fuera baja en sí porque era más alta que muchos lugares del mundo, pero en comparación conmigo la vibración era baja. No deseo que esto suene prepotente pero no me es nada fácil encontrar lugares de muy alta vibración donde la gente tenga dicha vibración. No es sencillo encontrar personas que ya hayan vivido transformaciones muy fuertes en masa y que además se hayan dejado transformar a una velocidad tan alta y fuerte como la que yo siento que he sentido y he tenido las narices de adentrarme. Insisto por favor en que no es prepotencia. Las personas que hayan sufrido y experimentado altas transformaciones sabrán perfectamente de lo que hablo.
El hecho de salir cansada del entorno donde estoy, y el estar allí todo el día me fatigó muchísimo.
Había quedado con una persona para tratar un tema delicado que me había provocado un colapso emocional bastante grande en el último mes, añadido a otras situaciones. Además de que justo en el centro, muy cerca de la terminal de la empresa ferroviaria con la que viajo, todo estaba plagado de obras y resultó muy complicado encontrar sitios en los que poder estar sin ser molestadas. En los últimos meses he ido a algunas cafeterías, estaciones y parques a escribir y a trabajar y el ruido ha sido infernal. Me ha costado realmente mucho encontrar sitios tranquilos y que además tengan sillas cómodas y acolchadas donde poder estar trabajando y apoyar bien la columna, por lo que he de desplazarme en muchas ocasiones a la playa, cerca del mar, donde algún día quisiera poder vivir en mi propia casa. No es fácil encontrar un sitio tranquilo y que además tenga una buena silla. De todas maneras, aprovecho las salidas para hacer todo el deporte que puedo y caminar muchísimo entre revisión y revisión para evitar sobrecargas en mis lumbares y resto de columna.

Aquel día del que os hablo, en el que encontré inspiración para hacer este vídeo, y en el que también quería nombrar otros aspectos que podréis escuchar, había hecho cuatro viajes en tren. Y fue agotador para mí ver una y otra vez las cosas que vi. No era la primera vez, pero se juntó todo y terminé lo bastante colapsada como para decidirme a crear este contenido. Subí al tren y en las dos ocasiones me costó muchísimo encontrar un sitio libre, aún cuando el tren estaba prácticamente vacío las dos veces que tomé el viaje de ida. Yo siempre pido ayuda a mi alma y ella siempre me localiza sitio y no suelo tener problemas con casi nada, e incluso los sitios a los que voy empiezan a ver reducido ese ruido o ella me lleva a sitios donde puedo estar tranquila. No obstante, las vibraciones del mundo en masa siguen siendo muchas y más bajas para mí, y hay momentos en que cuando trabajo muchas horas o estoy en grandes ciudades me fatigo, me baja la vibración y no puedo sostener la fuerza ininterrumpida las veinticuatro horas del día para materializar de un modo constante. Bastantes personas que estaban dentro del tren tenían tres asientos ocupados con su culo y con sus cosas. Perdonad mi brusquedad pero es así. Nadie hizo mención de apartarlas. Eso sí, hubo un muchacho que cada vez que me veía subir y que suele ir a la misma hora que yo, me dejaba sitio y se levantaba a abrirme la puerta del coche. Creo que me conoce y esto ha ocurrido ya muchísimas veces. Por eso digo que me ocurren cosas preciosas que me hacen mantenerme en gratitud constante y cuando logro estar conectada todo el tiempo sin que me avasalle la vibración del mundo. El muchacho tiene algún tipo de deficiencia mental, pero en absoluto ninguna emocional. Lo sé porque el segundo día que me abrió la puerta y me cedió un asiento me acerqué a darle las gracias y vi que apenas podía hablar bien. Y me di cuenta del contraste y la belleza del corazón en comparación con la mayoría de gente. En varias ocasiones también encuentro pasajeros que me han facilitado asiento o me han ayudado muchísimo, me han dado información o se han interesado por mí simplemente cuando yo aparecía en el tren o en los andenes sin conocerles de nada.

Volviendo al tema, yo cuando subo al tren siempre intento llevar todas mis cosas encima o no llevar mucho equipaje ni carga. Y si lo llevo, lo coloco en los lugares que hay para guardarlo o lo llevo encima, pero no voy ocupando otros asientos. Y si veo que alguien necesita sentarse y no parece una persona muy conflictiva siempre dejo espacio. Y si se trata de alguien con dificultades en la movilidad cedo mi sitio si yo no estoy muy exhausta o bloqueada, ya que yo a veces también he tenido mis propios problemas de movilidad.
En la última vuelta fue duro, ya que delante de mí había una mujer sentada escuchando música a viva voz con el móvil sin llevar auriculares. Aún cuando yo soy bastante firme y directa no sé hasta qué punto se me permite dar indicaciones a otros pasajeros cuando yo no soy personal oficial ferroviario. Todos nos estábamos enterando de lo que estaba escuchando. Así que todo el mundo estaba como un zombie conectado a su móvil y sus auriculares para no escuchar a la persona que no llevaba auriculares. O simplemente porque sí. A mí me gusta mucho escuchar música mientras veo el paisaje pero también estoy receptiva siempre a tener conversaciones con cualquier desconocido dentro del tren. Uno puede conocer personas maravillosas. También tuve ocasión de ver a un chico comiendo en el tren y salpicando las migajas de pan en el suelo y tirando patatitas debajo del asiento sin recogerlo. No imagináis lo egoístas que fueron sus gestos. Estaba tan agotada que sentía que a lo largo de ese día yo no tenía fuerzas para seguir poniendo más límites porque entonces estaría todo el santo día diciéndole a todo el mundo cómo tiene que hacer, y por eso elegí hacer antes este vídeo. No puedo estar diciendo a la gente que no vaya atropellando gente con los patinetes por medio de la acera, diciéndole a todo el mundo que no se salte los semáforos o que no cruce en rojo, o que mantenga unas mínimas normas de civismo dentro de los trenes. Supongo que el público que viaja en el tren de última hora de la noche no es el mismo que viaja cuando hay luz solar. Pero también es cuestión de vibraciones. Muchos ya sabrán a lo que me refiero, pero también es posible que haya viajes más tranquilos de noche. O tal vez también mi vibración había bajado y estaba agotada, por lo que fui a dar con un coche donde estaba toda esta gente. Supongo que estar todo el día trabajando y acudir a ese evento me bajó la vibración.
Pero también tuve ocasión de ver el egoísmo durante el día. No es algo que me sorprenda, pues ya empecé a darme cuenta de estas cosas cuando tenía simplemente 12 años de edad y desde entonces.

Todo lo que nombro en este trabajo son observaciones de muchos años y aquel día colapse y necesitaba desahogarme y decirlo, siguió con ello puedo crear un buen cambio y un impacto grande para que las cosas sean mejores.
Con la compañía ferroviaria con la que viajo, he tenido ocasión de comprobar desde hace años que no hay personal sanitario para atender a los pasajeros, teniendo en cuenta la cantidad de personas que circulan por allí todos los días. En una ocasión, hace tres años, cuando yo pasaba por el hall en dirección a tomar mi tren, vi que había vigilantes de seguridad atendiendo a una persona y me acerqué a ver qué ocurría. Es lo que tiene haber trabajado como sanitario especializado en emergencias, que cuando vemos un corro de gente nos tenemos que meter por medio a ver qué pasa y a ver si podemos ayudar. Gracias a que había otra pasajera que era médico y yo, como enfermera, yendo ambas de paisanas, pudimos atender al chico y ayudarlo para que se repusiera antes de irse a trabajar. Era un chico que tenía que entrar a trabajar de camarero y por eso necesitaba tomar un tren. La otra chica y yo estuvimos atendiéndolo hasta que se repuso y pudo coger el tren. Nosotras, sin conocernos de nada pudimos tomar nuestros trenes ya que ambas íbamos con bastante margen de tiempo. Pero las cosas no se hacen así. No es posible que con la cantidad de viajeros que hay no haya un servicio de atención sanitaria, y más teniendo en cuenta que a veces los viajes pueden llegar a ser muy largos y las personas llegan cansadas. Lo menos que puede pasar es que haya golpes de frío o calor, subidas o bajadas de tensión y azúcar, desmayos, heridas o caídas. Sí, esto puede pasar durante la manipulación del equipaje o al bajar y subir de los trenes. Lo he visto. Nadie me lo tiene que decir.

Por otro lado,  también supongo que colapsé porque he descrito solo algunas de las burradas que hace la gente cuando circula por la carretera o por la calle en la ciudad. Yo suelo conducir mucho y lo voy viendo desde que tenía 18 años que me subí a conducir un coche, salvo todos los años que estuve postrada en cama y que mi coche no se movió del sitio. Creo que muy poca gente circula por donde tiene que ir, y por la vida sucede lo mismo. Literal y figuradamente. Aquel día, al igual que otros muchos, también vi patinetes circulando por la acera y en dirección contraria en medio de las calles, personas hablando por el móvil y con las manos al volante de un coche. Constantemente personas desquiciadas y de edades avanzadas cruzando corriendo los pasos de peatones en rojo cuando todavía están pasando coches. Y luego se extrañan de que haya accidentes. Luego somos los sanitarios los que nos tragamos todo eso en la puerta de urgencias o en las ambulancias, y vemos cómo muchas almas desencarnan y se nos van de las manos sin poder hacer más. Tampoco debemos hacer más, y que nadie me mal entienda. Las burradas se pagan. Y a veces por mucho que hagamos, hay personas que no se salvan. No están en nuestras manos, sino en las la de esa persona y de su karma divino.
Fue muy fuerte para mí ver cómo varias personas se metían corriendo por medio de los pasos de peatones cruzando en rojo y los coches pasando. Yo iba con otra persona a mi lado, y no cruzamos. Pero al ver a la gente cruzando de esa manera no pude evitar alzar la voz y decir que me parecía una vergüenza. Una mujer que tal vez tendría unos cincuenta años que estaba a mi lado en el paso de peatones me escuchó, y tras hacer ademán de dar un salto para cruzar en rojo creyendo que no venía nadie cuando venía un autobús a alta velocidad, se detuvo y al escucharme no cruzó. Y otras varias personas al escucharme tampoco lo hicieron cuando tenían intenciones de hacerlo. Supongo este tipo de pequeños actos puede hacer mucho. Recuerdo cuando mi expareja en una ocasión me dijo que todo este tipo de actos no servía de nada. Pero yo sentía que sí. Y esa es una de las razones por las cuales a día de hoy ya no está conmigo. Creo que podemos hacer mucho con pequeños actos que pueden pasar desapercibidos y que pueden salvar vidas. Es increíble la cantidad de gente que no se da cuenta de esto. Muchas veces me pregunto cómo la mayoría de gente no se da cuenta de cosas que para mí son tan evidentes… Hay días en que la humanidad me fatiga soberanamente.
Cuando llegué a casa aquel día escribí lo que digo en este vídeo. Después tuve que pulirlo porque venía con bastante disgusto encima, pero me observé y descansé antes de trabajar el texto. Normalmente no suelo hacer guiones y hablo de forma espontánea teniendo cuatro ideas apuntadas en un papelito. Pero esta vez hice un texto para adaptarlo a lo que se suele decir en megafonía en las estaciones. Aunque no creo que lo que yo digo aquí se suele decir mucho en las estaciones de tren y otros lugares. Si hubiera publicado el vídeo con lo que escribí aquel día después de llegar, hubiera sido agresivo, así que por eso tuve que retirar algunas expresiones.

Unas cuantas vivencias personales a lo largo de mi ciclo vital y recientemente también terminaron de ayudarme a completar el nombrar aquí el tipo de personas que deseo que trabajen y viajen conmigo en mi vida. El tipo de familia, pareja, amistades y compañeros de trabajo que anhelo tener. Especialmente se trata de personas que tengan principios y valores bien arraigados y no de personas mediocres que hagan las cosas con dejadez y faltas de respeto. Ni mentirosos. No tolero la mentira aún cuando la comprendo. Estas personas obviamente no estarán en sintonía conmigo ni con los pasajeros que me acompañáis, y como digo, no aguantarían ni cinco minutos dentro de mi tren siguiendo el camino que yo estoy siguiendo.
Espero esto sirva para dar un golpe de conciencia con el fin de que las personas empiecen a comportarse un poco más como adultos y se tome las medidas necesarias para asegurar el confort y la seguridad de todos los humanos que puedan viajar dentro de mi tren y de todos los trenes en general. Y a lo largo de su existencia de vida.

Con este trabajo no pretendo sustituir a ninguna compañía oficial reconocida, ni de tráfico ni ferroviaria, pero sí dar un toque, un aviso y una llamada de emergencia tan necesaria ante las faltas de circulación y de convivencia que vengo observando desde hace años, pudiendo ser mejorables. Por eso creo este contenido.
Gracias a que muchos escuchan y tienen dos dedos de frente y sentido común (que cada vez es menos común y espero ayudar a cambiar esto) están circulando y haciendo las cosas perfectamente bien.
Espero que esto ayude a despertar y a mantener conciencias. La vida es un videojuego, pero también es algo serio.
Con todo mi amor de siempre.

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